Historia
El primer Cuerpo de Bomberos de San Felipe, en Chile, fue fundado en respuesta a la necesidad de contar con una organización dedicada a combatir incendios y proteger a la comunidad. Su creación tuvo lugar a raíz de la Guerra del Pacífico y se estableció el 8 de diciembre de 1863.
El doctor Ezequiel Tapia Portus, desolado por la pérdida de su madre y hermanas en un incendio en Santiago, encabezó las gestiones para organizar el Cuerpo de Bomberos de San Felipe. En su iniciativa, se contactó con Moisés del Fierro, residente en San Felipe y bombero de la Segunda Compañía de Santiago, quien había sido reconocido como un héroe nacional por su valiente actuación durante el incendio en la Iglesia de la Compañía.
En poco tiempo, se recaudaron los fondos necesarios para adquirir la primera bomba de incendios del Cuerpo de Bomberos de San Felipe. Esta bomba era accionada por un sistema de palancas mediante fuerza humana y se convirtió en un patrimonio de la ciudad que aún se encuentra en perfectas condiciones de funcionamiento.
El Cuerpo de Bomberos de San Felipe heredó la experiencia y conocimientos de sus predecesores en Valparaíso y Santiago, convirtiéndose en la cuna de los Bomberos de la provincia de Aconcagua y uno de los cuerpos de bomberos más antiguos de Chile.
A lo largo de su historia, el Cuerpo de Bomberos de San Felipe ha sido un símbolo de democracia, autonomía y eficiencia. Han demostrado su capacidad de administración y generación de fondos con recursos modestos, bajo reglas de disciplina y constancia. Su labor se basa en la solidaridad, el amor al prójimo y la paz, sin hacer distinciones entre las personas.
Un pasado, presente y futuro que se basa en tres conceptos propios de nuestra actividad.
DEMOCRACIA: permanente durante toda nuestra vida institucional.
AUTONOMÍA: capaz de responsablemente tomar nuestras propias decisiones, auto fiscalizándonos. Velando por los principios éticos y morales impulsados por nuestros fundadores.
EFICIENCIA: Con los más modestos recursos los bomberos a través de los años, hemos demostrado una capacidad de administración, y generación de fondos, bajo estrictas reglas de disciplina y constancia.
Un pasado lleno de gloria, basado en la guerra de la paz, de la solidaridad, del amor al prójimo, al desconocido, sin esperar recompensa alguna, y sin hacer distingos de ninguna especie. Aquí todos son iguales por la sola condición de existir.
El primer Cuerpo de Bomberos de San Felipe, en Chile, fue fundado en respuesta a la necesidad de contar con una organización dedicada a combatir incendios y proteger a la comunidad. Su creación tuvo lugar a raíz de la Guerra del Pacífico y se estableció el 8 de diciembre de 1863.
El doctor Ezequiel Tapia Portus, desolado por la pérdida de su madre y hermanas en un incendio en Santiago, encabezó las gestiones para organizar el Cuerpo de Bomberos de San Felipe. En su iniciativa, se contactó con Moisés del Fierro, residente en San Felipe y bombero de la Segunda Compañía de Santiago, quien había sido reconocido como un héroe nacional por su valiente actuación durante el incendio en la Iglesia de la Compañía.
En poco tiempo, se recaudaron los fondos necesarios para adquirir la primera bomba de incendios del Cuerpo de Bomberos de San Felipe. Esta bomba era accionada por un sistema de palancas mediante fuerza humana y se convirtió en un patrimonio de la ciudad que aún se encuentra en perfectas condiciones de funcionamiento.
El Cuerpo de Bomberos de San Felipe heredó la experiencia y conocimientos de sus predecesores en Valparaíso y Santiago, convirtiéndose en la cuna de los Bomberos de la provincia de Aconcagua y uno de los cuerpos de bomberos más antiguos de Chile.
A lo largo de su historia, el Cuerpo de Bomberos de San Felipe ha sido un símbolo de democracia, autonomía y eficiencia. Han demostrado su capacidad de administración y generación de fondos con recursos modestos, bajo reglas de disciplina y constancia. Su labor se basa en la solidaridad, el amor al prójimo y la paz, sin hacer distinciones entre las personas.
Un pasado, presente y futuro que se basa en tres conceptos propios de nuestra actividad.
DEMOCRACIA: permanente durante toda nuestra vida institucional.
AUTONOMÍA: capaz de responsablemente tomar nuestras propias decisiones, auto fiscalizándonos. Velando por los principios éticos y morales impulsados por nuestros fundadores.
EFICIENCIA: Con los más modestos recursos los bomberos a través de los años, hemos demostrado una capacidad de administración, y generación de fondos, bajo estrictas reglas de disciplina y constancia.
Un pasado lleno de gloria, basado en la guerra de la paz, de la solidaridad, del amor al prójimo, al desconocido, sin esperar recompensa alguna, y sin hacer distingos de ninguna especie. Aquí todos son iguales por la sola condición de existir.